Parte esencial de las
memorias de Navidad
son el sabor
y la participación
de la familia



Por Natalia Hoyos
Instagram: @nats.cocina


El clima comienza a cambiar, las calles comienzan a llenarse de luces y multitudes apresuradas que buscan ingredientes para la cena y regalos para sus seres amados.

Torreón comienza a conocer el tráfico que solo se ve en Diciembre.

Los restaurantes preparan menús especiales para compartir y las pequeñas empresas de catering decoran galletas, panqués y dulces detalles para ofrecer a sus clientes.

Estas fechas nos recuerdan que entre más simple el ingrediente y más sencilla la comida, mejor sabor y memoria que gozar.

De esos días recuerdo que éramos tantos en la mesa, que algunos comíamos en platos desechables, ya que el espacio de la cocina era muy pequeño para apilar todo lo que se lavaría de la vajilla y estoy segura que en alguna ocasión se generaron montañas de platos interminables que abrumaron a mas de dos al terminar la cena.

Cuando era pequeña el ritual comenzaba desde un un día antes. Corríamos a la carnicería de la central de abastos, porque a pesar de que había otras sucursales de “Carnes Muma”, mi madre decía que ahí era donde encontraríamos los 5 kilos de pierna de cerdo sin hueso más fácilmente. Aquí la fila no importaba, podíamos hacer con calma los mas de 30 minutos de espera. Cuando por fin conseguíamos llegar a la ventanilla, mi madre volvía a tener la razón. Ahí conseguías todo. Es tan bueno el surtido en esa carnicera, que el día de hoy seguimos comprando ese kilo de chicharrón prensado para el desayuno de la mañana siguiente pese a que ese plato no es parte de la tradición navideña del pasado pero si de las nuevas navidades que hemos construido en familia. 

Durante el día hacíamos camino para el rancho de mi padre, donde recogíamos costales de naranja, mismas que  usaríamos para inyectar el pavo. Siempre decía mi madre que el sabor lo pones tu, así que la naranja quizás solo era un ritual que muchos siguen a la fecha.

En los alrededores de esta pequeña gran ciudad, tenemos un sinfín de nogaleras, por ende de los mejores productores y grandes comercializadoras de frutos secos, así que el tema de la nuez para los postres y el relleno del pavo, no es difícil de encontrar. Al final uno cocina con la despensa de la zona.

Durante la mañana del día 24 de diciembre, nos ponían a remojar almendras, partir ciruelas, pasas, piñones y nueces, mismas que habíamos adquirido de aquellos productores locales. Mi padre llegaba con cajas de vino tinto que en su mayoría que había comprado en un viaje exprés a Parras de la Fuente. En esas compras, siempre había una botella de Don Pedro, para los “changuitos” de la abuela, nombre que le adjudicó a esa bebida que no era más que Brandy y refresco de cola.

De esas botellas compradas, algunas se quedaban en casa para la noche y otras se iban de regalo para los amigos de mi padre. El se encargaba personalmente de entregarlas en el tradicional brindis navideño de “La Sevillana”; una cantina tradicional, ubicada en el centro de Torreon. Yo creo que él huía del caos que se hacía en la cocina y de paso disfrutaba de los amigos, la botana y el caldo de camarón que es una especialidad del aquel lugar.

Yo en casa, siempre pensé que tenía los mejores ingredientes para preparar aquel festín. El pavo, la pierna, diferentes tipos de pasta y postres. Pero conforme fui creciendo me di cuenta que eran ingredientes muy sencillos y que los podría encontrar en cualquier supermercado o tienda de autoservicio. Ahí entendí que el ingrediente secreto para cocinar en estas fiestas, era el amor y el cariño. Ya que con eso se logra consentir a todos los que rodean la mesa.

A la fecha seguimos haciendo la pierna de cerdo mechada con aceitunas, almendras y ciruelas pasa que es bañada con refresco de cola. Esto ultimo no podía decirlo, sin embargo, ya que hablamos de secretos, bien vale la pena compartir este. 

El pavo tan sencillo, sin hierbas, ni menjurjes exóticos. Inyectado con jugo de naranja recién exprimido y bañado en ese vino blanco Padre Kino, era untado con una mezcla sencilla de mantequilla, sal y pimienta. De ese pavo, mi abuelo siempre era el que se llevaba la pierna más grande. El era el patriarca de esas once familias que nos reuníamos en su casa. 

Quienes no cocinaban los platos fuertes, llevaban cuernitos, postres, un pastel italiano, que aún recuerdo que me tocaba un dedazo de crema batida del refractario, una gelatina de bombones que hacía una de mis primas y que era tan tan dulce que se convertía en el digestivo perfecto.

La sencillez de la ensalada navideña se componía de manzana roja, piña en almíbar y harta nuez. Yo no se que se acostumbre en muchas partes del país, bajo muchos techos, o en tu familia, sin embargo en la mía, predominaba ese aroma agridulce del refresco, combinado con los frutos secos y si cierro los ojos aún puedo ver a todas mis tías entrando a esa casa de la Avenida Allende con un sinfín paveras llenas de sabor y amor.

En las nuevas navidades, hemos tratado de ir introduciendo platos novedosos y he descubierto mi pasión por los sabores. La lata de crema de champiñones se ha quedado en el pasado. Ahora me gusta cocinar todo desde cero. Es decir, prefiero ofrecer un grupo de platillos, que puede ser amplio o reducido, pero llenos de espíritu y alma.

En estas fechas pienso mucho en ese gran árbol de fuertes raíces llamado familia. Los platos del ayer aún los seguimos haciendo, para que en cada bocado mantener vivos en nuestra memoria esos momentos que el día de hoy son bellos recuerdos. Ya no cocinamos para cien personas, pero seguimos entregando sencillos platos en la mesa, donde se que aún se sientan en nuestra cena, desde el cielo, nuestros abuelos. Ellos seguro que sonríen sin que los veamos y gozan de nuestras navidades que aún conservan los momentos mágicos del sabor, donde lo simple y lo sencillo permanece gracias al corazón y a la memoria.



Sobre Natalia Hoyos: Comensal apasionada de la región de la Laguna en el norte de México. Egresada de programas de educación en turismo y gastronomía. Comparte recetas para salvar el día a día en sus redes sociales. Ha fungido como presentadora en festivales gastronómicos como ExpoPan y ExpoGastronomica. Creadora de Paralelo Experiencias en dónde ofrece al público, cenas, cursos y vivencias inolvidables conectadas con la gastronomía y vino.
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