Septiembre avanza y sabemos que, después de una gran noche mexicana, el antojo no termina aquí. Porque este mes no solo es el grito, es también la ocasión perfecta para reencontrarnos con los sabores que hacen única a nuestra gastronomía. Por eso, se comparten 4 platillos que sin importar el día te harán recordar por qué la cocina mexicana es Patrimonio de la Humanidad.
1. Sopes de tuétano: el corazón del sabor en un solo bocado
Nada dice “profundidad” como el tuétano, ese elixir que durante siglos ha sido considerado un tesoro culinario. En TESTAL (restaurante con alma mexicana y presencia en el Centro Histórico, la Roma y Polanco), lo presentan sobre sopes recién hechos, acompañados de frijoles, lechuga, cebolla y cilantro. El contraste entre la cremosidad del tuétano y la frescura de los vegetales, todo sobre una base crujiente de maíz, logra una armonía que resalta lo mejor de la cocina de antojo llevada a un nivel más sofisticado. Es un platillo que abraza tanto el alma como el paladar.
2. Robalo en costra de huitlacoche: la tierra y el mar en perfecta sincronía
El huitlacoche, ese hongo considerado el caviar mexicano, encuentra una nueva interpretación en este platillo donde envuelve un filete de robalo con una costra crujiente, que aporta textura y carácter. Lo acompaña un puré de elote dulce que equilibra el umami del hongo con un guiño a la niñez mexicana, todo aromatizado con un aceite de epazote que perfuma sutilmente cada bocado. Un platillo que habla de la diversidad geográfica y gustativa de México en clave contemporánea.
3. Tacos de lengua con escamoles: un lujo prehispánico
Si septiembre es sinónimo de honrar nuestras raíces, los escamoles (conocidos como el caviar azteca), son una forma de hacerlo. En este platillo, coronan unos suaves tacos de lengua de res al grill y sazonados con mantequilla. La combinación es inesperada, pero profundamente equilibrada, la lengua aporta suavidad, mientras que los escamoles crujen y estallan con su característico sabor a nuez y tierra fértil. Un homenaje a la cocina prehispánica, a la valentía de los ingredientes y al arte de saber prepararlos.
4. Chile en nogada: el clásico que no puede faltar
Sería imposible hablar de septiembre sin rendirse al chile en nogada, y en TESTAL lo preparan siguiendo la receta tradicional; chile poblano relleno de un picadillo de carne de res y cerdo, cortada a mano, mezclado con frutas frescas, frutos secos y especias. Todo se cubre con una nogada delicada y aromática hecha con nuez de Castilla, que se equilibra con la acidez sutil de un buen jerez, y se decora con granada y perejil. Un platillo que, más que un símbolo, es una experiencia que resume historia, mestizaje y celebración en cada tenedor.
Este mes patrio sigue celebrándose en cada bocado. Aprovecha los últimos días del chile en nogada y deja que los sabores hablen por ti en TESTAL.
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