Vinos disruptivos
que vale mucho
la pena conocer




Por Angelo Rivas


Anaia es de las pocas bodegas en la primera zona de Mendoza, Argentina que apuesta por sostenibilidad y vinificación en huevos de concreto


En un mundo lleno de Malbecs argentinos hay que destacarse. La filosofía de Anaia, bodega ubicada en Agrelo, Mendoza, se inclina por cuidar el proceso del vino desde las viñas hasta la botella con lo más innovador e incluso disruptivo para los ortodoxos.

Sostenibilidad, uso de variedades más allá de la Malbec, vinificación en tanques de concreto con forma ovoide que ayudan a una fermentación natural, uso de paneles solares y sobre todo el uso de madera alternativa como la duela, que a muchos puede causar incomodidad, son elementos que dan como resultado etiquetas distintivas.

Gonzalo Serrano, enólogo y director de Anaia, no sólo busca diferenciarse, sino que busca producciones limitadas que revelen el terruño de sus viñas que son 100 por ciento propias.

“Queremos una imagen del vino argentino en México que rompa con que todo es Malbec y que siempre son las mismas etiquetas”, destaca.

En una presentación en el restaurante Xuva’, de gastronomía de la costa oaxaqueña, se presentaron los vinos de la vinícola en armonía con los platos del chef Juan Aquino en los que radica el uso de recetas tradicionales llevadas a un plano refinado para el gusto citadino.

“Agrelo es parte de lo que es llamada la primera zona de Mendoza, Luján de Cuyo, y que desde 1990 es una denominación de origen.

“Los viñedos en Agrelo están a unos 960 metros sobre el nivel mar, a pie de cordillera, con una temperatura más fresca y a con un suelo franco arcilloso”, indica Edgardo Schiller, sommelier que dirigió la cata de la bodega Anaia.








Las 76 hectáreas propias de la bodega, dice el enólogo Gonzalo Serrano, además de las instalaciones abiertas en 2022 han sido declaradas la bodega más bella del mundo por Best of Wine Tourism en 2023.

Todo el buen trabajo en el campo y en la bodega se reflejan en la calidad de sus vinos que justamente se enfocan en ofrecer diferentes variedades e incluso estilos que pueden tener o no barrica.

Las etiquetas mendocinas

Escorado: mezcla de Malbec (85%) y Cabernet Sauvignon (15%), orientado a la frutalidad y a ser un vino introductorio

Anaia Malbec: proviene de viñas de 23 años, suelos variados donde domina la arcilla, vino franco sin paso de barrica

Anaia Cabernet Franc: de la misma línea sin barrica, elaborado con una variedad difícil de vinificar, expresivo y aterciopelado

Anaia Cabernet Sauvignon: igualmente apuesta por la sola expresión de la uva. Taninos presentes y con voluptuosidad

Gran Malbec: entra en la línea de vinos con mayor concentración, aunque la barrica (12 meses de roble francés) viene como complemento
 
Gran Cabernet Sauvignon: equilibrado y redondo, con 14 meses de roble francés de segundo uso que afina los taninos y final

Gran Anaia: ensamble de Cabernet Sauvignon (53%) y Malbec (47%) que se microvinifican en barricas antes de mezclar. Proviene de viñas de más de 40 años

Disruptivo Pinot Noir: elaboración limitada a 1257 botellas y forma parte de una línea de cinco variedades. Suave y aterciopelado con final prolongado


Sobre Angelo Rivas: Master en Negocio del Vino y Gestión Vinícola por la Universidad de Barcelona, sommelier y consultor profesional de vinos, así como periodista de bebidas y gastronomía por más de 25 años.
IG: angelorivasmx



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