¿Mientras más viejo un vino, mejor? No, de ninguna manera. El vino se hace para beberlo y se supone que una vez que sale al mercado está en condiciones para su consumo inmediato. Lo que ocurre es que el vino es un elemento vivo que tiene su propio ciclo: nace, evoluciona y muere. El secreto para el consumidor está en saber cuál es el momento óptimo de un vino antes de que comience a declinar, para consumirlo en el cenit de su existencia.


Hay vinos que se hacen para beber inmediatamente, hay vinos que deben esperar algún tiempo. Los vinos tintos jóvenes son espléndidos en fruta y frescura. Los vinos de guarda cumplen un período determinado en bodega y, cuando salen, deben estar listos para el consumo. Algunos podrán tener cierta evolución posterior, pero eso lo determina el gusto de cada quién.

Los vinos blancos tienen un periodo relativamente corto en comparación a los tintos para su consumo y se recomienda disfrutarlos entre los primeros dos años a partir de su salida al mercado.

No espere una ocasión especial, la ocasión la hace el propio vino.


(Con información de "Manual del vino" Miro Popic, foto cortesía: http://www.flickr.com/photos/remysharp/)

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