Cada sorbo de los
vinos de Daniel Bertrand
revelan un diálogo
con el terroir





Por Martín Miretti
Instagram: @eldevinos


Daniel Bertrand no es un enólogo convencional. Con su mirada afilada y su hablar pausado pero certero, transmite una filosofía que va mucho más allá de la técnica: el vino es tierra, historia y microorganismos trabajando en armonía. Su viaje a México, para participar en el evento Wine Bar de Bruselas, organizado por la sommelier Mirell Rivello de Importaciones Cantabria, fue una oportunidad para compartir su visión con un selecto grupo de apasionados del vino. Y, sobre todo, para mostrar en copa el alma de su trabajo.

La cita transcurrió en un ambiente distendido, pero con una seriedad implícita en cada sorbo. Bertrand había seleccionado siete etiquetas que representan su manera de entender el vino. Cada una, una historia. Cada una, un testimonio de su incansable búsqueda de autenticidad.

Mención especial merece el trabajo del chef Daniel Nates, del Wine Bar de Bruselas, quien con su creatividad y precisión gastronómica sigue sorprendiendo y elevando la experiencia de cada cata. Sus maridajes resaltaron las características únicas de cada vino, demostrando una vez más por qué su cocina es un referente en la escena enogastronómica.


Una cata que cuenta historias

La primera copa nos recibe con Roselito, un rosado que brilla como un amanecer en el viñedo. Tinto fino y albillo en perfecta armonía. Bertrand nos dice sin titubeos: "La calidad de las uvas depende del régimen hídrico de las plantas". No es una frase lanzada al aire, sino una verdad que resuena en cada matiz del vino, en su frescura impecable.

El siguiente vino, Antídoto, despierta un murmullo de aprobación en la sala. Procedente de lo que Bertrand llama la "pequeña Toscana de Soria, en el Duero Norte", este tinto de tempranillo es un homenaje a las vides prefiloxéricas. "Son las vides originales las de España, a diferencia de las de Francia que son domesticadas", comenta con un dejo de orgullo. No es solo una declaración de identidad, sino una reivindicación de la historia vitivinícola española.

El turno es de La Hormiga, un tempranillo de carácter y estructura que parece envolver el paladar. Bertrand sonríe y comparte uno de sus secretos: "La arcilla siempre tiende a transmitir una seda en la vinificación". De pronto, no estamos solo bebiendo un vino, estamos entendiendo su origen, sus entrañas.

Luego llega Dominio de Es, un vino elaborado a partir de viñas viejas de Soria. En este punto, Bertrand hace una pausa y enfatiza la importancia de trabajar con suelos históricos y preservar la esencia del viñedo. "La manera de hacer vino no debe ser más importante que el lugar y todo lo que significa".

A continuación, nos encontramos con Domaine de Pallus Les Pensées, un Chinon tinto de 2021 que destila el alma de su terroir. Bertrand nos habla de su búsqueda incansable de suelos sin calcáreos y sin arcillas: "Busqué muchos suelos así para poder dejar que la uva se exprese". Y vaya si lo consigue. En cada sorbo hay libertad, hay un respeto absoluto por la fruta.

La sorpresa de la noche es Domaine de Pallus La Rougerie, un Cabernet Franc 2018 que rompe esquemas. Bertrand nos reta a pensar distinto: "Los microorganismos son los encargados de comunicar la mineralidad de la tierra a la vid y al vino". Su complejidad demuestra que los tintos de esta zona pueden ofrecer un perfil profundo y sedoso.

Finalmente, cerramos con Le Rosé, un rosado ultra premium que eleva la categoría a otro nivel. Bertrand enfatiza su carácter sofisticado y su equilibrio perfecto entre estructura y frescura. Este es un vino que desafía cualquier preconcepción sobre los rosados y deja claro que pueden ser tan complejos y memorables como cualquier tinto de gran linaje.





Más allá del vino, una filosofía

A lo largo de la noche, las frases de Bertrand se van quedando en la mente de los asistentes como mantras:

"La manera de hacer vino no debe ser más importante que el lugar y todo lo que significa".

"En España hay vides vírgenes de la industrialización".

"Es así como se redondea el trabajo ecológico, con un profundo entendimiento de los microorganismos".

Cada palabra es una pista de cómo Bertrand entiende su labor: no como una fábrica de etiquetas, sino como un diálogo con la tierra.

Cuando la noche llega a su fin, nos quedamos con la sensación de haber compartido algo más que una cata. Hemos sido testigos de una filosofía que busca preservar lo esencial, respetar la historia y honrar la tierra. Y, sobre todo, de un enólogo que tiene claro que el vino no solo se hace, sino que se escucha, se siente y se vive.


 

Sobre Martin Miretti: Originario de México, egresado del programa de Relaciones Internacionales por el ITAM y MBA por el ITESM. Egresado del programa de Sommelier Profesional por la AMS y certificado por el WSET. Ha trabajado como sommelier, director de A&B y Gerente General de hoteles y restaurantes. Ha desarrollado eventos, festivales gastronómicos y proyectos de desarrollo rural basados en la cultura gastronómica. Amante por los sabores y por convertir catas y aventuras culinarias en entretenidos viajes por la vida.

Instagram: @eldevinos



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